AUTOR_ M. MUÑOZ CASAYÚS
FECHA_1934
BREVE DESCRIPCIÓN_ Como consecuencia del importante aumento de población en los primeros años del siglo XX, Zaragoza comienza su expansión ordenada hacia el sur con el ensanche de Miralbueno de 1925 que Miguel Ángel Navarro organiza apoyándose en el trazado de una avenida, la Gran Vía.
En la zona más cercana a la ciudad consolidada se comienza a producir arquitectura que, en algún caso singular como éste, parece pretender ir más al fondo que a la forma de los preceptos del incipiente movimiento moderno en Aragón.
Manuel Muñoz Casayús (y probablemente el arquitecto italiano Carlo Baratto, que carecía de habilitación profesional en España y colaboró con el anterior en diversas obras en Zaragoza) proyectan un edificio de viviendas y locales con un impronta formal de gran expresividad apoyada en el tratamiento texturado mediante saledizos de los lienzos de ladrillo que remarcan la horizontalidad de los huecos y del zócalo de piedra negra de Calatorao que resuelve magníficamente el apoyo del edificio sobre la avenida. Y es quizá este aspecto el que mejor marca una concepción racional (sin ismos) de la arquitectura que alcanza su forma en función de su uso principal, habitar la vivienda con ventilación exterior todas sus dependencias. El patio abierto a fachada, del que escasamente hay ejemplos en Zaragoza, alcanza aquí con la resolución de una difícil esquina de ángulo obtuso la expresión de la arquitectura pensada para el disfrute del que la habita y del que la vive desde la ciudad.